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La mirada de Superflicka

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Arivederci Stockholm

Arivederci Stockholm

El jueves me marcho de vuelta Aspaña porque, por primera vez desde... mmmhh... que nací (creo) tengo planes concretos a medio plazo:

- me voy a buscar un trabajo decente y bien pagado (¡¡nunca más de camarera!!)

- en Zamora (porque así puedo vivir en la casa de mi abuela sin pagar alquiler... ya sé que no suena muy moderno, pero es lo que hay)

- para ahorrar y en febrero irme a Canadá, donde finalmente me han admitido en la escuela de cine de Québec.

Como suele decir mi mami: que Dios nos pille confesaos...

 

(Me siento un poco Garfield hoy: tengo muchos, muchos planes... pero al final no estoy haciendo nada :S)

Ciclos que se cierran

Ciclos que se cierran

Hace ya tiempo que sé que en Julio me marcho de Madrid... Pero anteayer tuve por primera vez la sensación de que este año y medio ha tenido identidad propia, como un cuento con moraleja, o una película sin secuela. Un ciclo que se cierra.

Tenía el día libre y, por exigencias gentileza de Hacienda, me dediqué a patearme la ciudad visitando mis ex trabajos, mi ex casa... Me topé con mi ex novio y hablé con mi ex compañero de piso; y en cierto momento me di cuenta de que tengo tantas ex cosas que es de hecho imperativo que Madrid se convierta pronto en mi ex ciudad.

Mi ex jefe se mostró realmente amable y volvió a lamentar que me hubiera marchado. Mi ex empresa me impresionó, por lo mucho que ha cambiado: han doblado la plantilla y tienen un nuevo edificio, el doble de grande. Una sabe que cada marcha es un cambio, pero de alguna manera llega a pensar que lo que deja atrás permanecerá siempre igual. Y al encontrarme con la evolución del otro, el contraste con mis propios recuerdos me impresiona. Se me ocurre que, tal vez, la morriña, el ansia de regresar, es una forma de engañarse a sí mismos: al fin y al cabo nunca te reencontrarás con las mismas personas, igual que nunca el mismo agua corre dos veces por el mismo río.

¿Cómo será Madrid cuando yo regrese?

¿Tendré algún día un lugar que, de manera cierta e inequívoca, llegue a ser el lugar al que siempre querré regresar?

MalasaƱeando

Me gusta Malasaña... Pero lo que ha ocurrido los últimos días me avergüenza profundamente.
Para empezar, estoy en contra del botellón. No de beber alcohol, ojo, que eso es algo de cada uno. Pero el botellón a) ensucia la calle; b) promueve beber por beber (y que no me salga nadie con lo de "pues yo voy por acompañar a mi amigo, que es el que bebe..." porque de de esos hay uno cada veinte) y c) es ruidoso (a horas que no debería).
Pero, al fin y al cabo, cada uno elige. Yo prefiero ir a casa de mis amigas y tomarme una cerveza, pues vale. Tú prefieres meterte ocho minis en media hora... Allá tú.
Lo que me INDIGNA (no lo puedo evitar) son los comentarios que he escuchado en la radio y en la tele, hechos por rebeldes luchadores de Malasaña cuando la policía les pidió que, por favor, dejasen de ensuciar la vía pública y permitiesen a los vecinos conciliar el sueño. Con todo el descaro, proclamaban cosas del estilo: "Vaya mierda de democracia", "Aquí no hay libertad", "No se respetan nuestros derechos"... Coño, resulta que ahora la juventud madrileña no tiene nada que envidiar a la de París; ellos luchaban por un empleo digno, una vivienda, la igualdad, y los de aquí luchan... ¡Porque les dejen emborracharse en la calle! Pues hale, seguid así, majetes. Tenéis un trabajo de mierda, vivís con vuestros padres, sois unos ignorantes de la vida que no habéis cogido un libro en tres meses (no digo ya leerlo), pero nada, lo importante es beber. Todo lo anterior es secundario.
En fin. Para el que le interese, esta tarde a las 7h hay una manifestación por una vivienda digna y en defensa de un urbanismo sostenible.
Pero me da a mí que vamos a ser cuatro gatos... (Es sábado y la gente estará de resaca.)
Audio: Tranquilo majete (Celtas Cortos)